No cesó de caminar, pero si sus pasos se convirtieron en torpes mientras su mente se cuestionaba si había sido a él, el único en sus 22 años a quien vio.
Él, en su caseta, vio algo muy conocido, una forma de vestir muy peculiar que le trajo inmediatamente recuerdos a su mente. No aguantó la duda y decide salir y observar.
Justo en ese mismo momento, ella, cuadras mas avanzadas mira hacia atrás. La silueta, la sensación y la situación, eran la misma entre esas dos personas que alguna vez unieron sus corazones.
No fue necesario mirarse a los ojos, pero ambos se reconocieron y pensaron, “claro que es él”. Pero se dieron vuelta, y siguieron sus caminos. *
FIN

“como extraños que se conocen mucho”