He visto cuerpos regocijarse de deseos, miradas, placeres y diversión. Cosas que quienes aun no han vivido añoran..Pero olvidan la esencia, lo integro, lo que de verdad cala profundo y te hincha el corazón.
No los culpo, crecimos en un mundo de apariencias y de querer sentir y vivir a la par con lo rápido que avanza el tiempo. ¿Pero notaste que tan vacío es ahora?
¿Y como avanza cada vez más rápido si seguimos su ritmo?
Pero PARA!!! Detente un minuto en la calle, y deja las micros pasar a alta velocidad tocando las bocinas.
Camina más lento que todo el mundo aunque otros te pasen. Mira cada detalle a tu alrededor. Camina tranquila, llenando con cada paso tus pulmones de nuevo aire.
Poco a poco llegaras a al esquina, te detendrás en al luz roja, y miraras a tu alrededor y encontraras a alguien que te observa directo a los ojos, esbozando una sonrisa,... la que siempre soñaste ver.
Esa es la sonrisa que te corresponde, no una que encontraste en otro semáforo, al ritmo del resto.
Esta sonrisa que apareció al quedarte quieta, pudo ver en ti más allá del brillo de tus ojos y fue por eso que te sonrió. Y entre risas lo invitaras a seguir caminando.

Todos los ojos, de todo el mundo, brillan, el brillo es lo que encandila, pero hay que detenerse a mirarlos más de un segundo para ver lo verdadero que hay dentro, eso es lo que enamora.
Cuando sentimos que vamos caminando a un lugar que no nos gusta, nos angustiamos y sentimos miedo, más aun si la maza nos lleva a el, esa angustia nos produce esa sensación carnal,; Cuando de verdad lo que nos gustaría es llorar, sí llorar, al igual que un bebe, que llora y grita botando todo pulmón y nadie le pregunta nada. Pero saben que algo malo pasa. Pero claro, nosotros ya adultos no podemos hacerlo, y jamás va escapar, ni advertiremos al resto que no nos gusta llegar. Pero sí podemos caminar más lento, y prepararnos poco a poco para llegar, tratar de sentirnos seguros al momento de estar ahí, o quien sabe quizás caminado más lento encontramos otro camino y otros finales ...